Estados Unidos fue pionero en este tipo de estudios y tomaron la decisión de prohibir los golpeos de cabeza para niños de hasta 11 años, y reducirlos al mínimo hasta los 13. Ahora son los servicios médicos de la UEFA los que intentan determinar si estos estudios tienen base científica para tomar un decisión paracida a la tomada por los norteamericanos.
Neurólogos reconocidos en el campo de estudio determinaron que podría existir una correlación entre los golpeos de cabeza y las lesiones o secuelas futuras en las estrcuturas y funciones cerebrales.
"Me parece correcto que se investigue el potencial efecto negativo de los cabezazos de pelota, pero no hay que generar una paranoia. Hasta la adolescencia el cráneo se sigue desarrollando y una lesión cerebral puede ocurrir en la adultez", indicó Sebastián Gasio, neurólogo infantil de la Fundación Favaloro a Clarín.
Por su parte, el neurocientífico Facundo Manes comentó en una entrevista que "existe una estrecha relación entre la cantidad de cabezazos que un jugador hace y las anomalías cerebrales".
Hace algunos años, se destapó la huella que las carreras deportivas de jugadores de Hockey sobre hielo o Rugby, dejaba en los deportistas años despues de retirarse en forma de depresiones, perdidas de memoria o incluso problemas cognitivos. La preocupación se traslada ahora al deporte base.
Los niños no son adultos. Sus cuerpos todavía están madurando. Tanto el cerebro como la cabeza de un niño están desproporcionados respecto al resto del cuerpo, especialmente de los cinco a ocho años. Y el débil cuello de un niño no puede prepararse ante un golpe de la misma manera que lo hace un adulto.
"Puede que algunos padres y entrenadores se sorprendan al descubrir que el fútbol es uno de los deportes más proclives a los traumatismos craneoencefálicos. En 2010 el fútbol tuvo una tasa más alta de conmociones cerebrales entre menores que practicaban baloncesto, béisbol o lucha libre", afirma Cantu, un conocido neurocirujano entendido en la materia, que aboga por la eliminación del golpeo de cabeza al balón hasta cumplir los 14 años.
En el año 2012 se realizó un pequeño estudio llevado a cabo por la Universidad de Harvard entre jugadores profesionales menores de 23 años demostró que sufrían cambios en la materia blanca del cerebro, incluso sin sufrir una conmoción cerebral.
"Propuestas como limitar el número de remates de cabeza deben como mínimo discutirse. Teniendo en cuenta que el fútbol es el deporte más popular del mundo, tanto los jugadores como los médicos deben ser conscientes de que esta investigación ha demostrado cambios en la arquitectura del cerebro". Ésto decía la doctora Koerte hace ya algunos años, cuando el debate comenzaba a estar encima de la mesa en Estados Unidos.
Cindy Parlow, doble campeona olímpica de fútbol con la selección de Estados Unidos,colgó las botas con apenas 26 años, "Los médicos me dijeron que no me podían garantizar cuánto empeoraría de sufrir otra conmoción".