Igualó por segunda jornada seguida el Real Madrid y vio cómo su buena ventaja de 3 puntos respecto al Barcelona se esfumaba de golpe. Los de Zidane perdonaron a un equipo canario que acabó fundido, pero que sacó fuerzas de flaqueza para igualar el choque ante la pasividad blanca para sentenciar el encuentro.
El conjunto 'merengue' dominó el partido de salida, aunque no de una manera abrumadora. Lejos de un planteamiento alegre y lastrados por la baja forma de un impotente Cristiano Ronaldo, los blancos esperaron a que el peso de los minutos les diera un tanto con el que manejar a su antojo la contienda. Mientras, Las Palmas imaginaba alguna contra de Livaja o Viera para desnivelar la balanza, pero sufría cada vez que tenía que sacar el esférico jugado desde abajo.
Los canarios, poco acostumbrados a rifar el esférico, dieron vida a un Real Madrid con escasa circulación en el centro del campo con múltiples pérdidas que generaron ocasiones constantes en las botas de Carvajal, Morata o Bale.
Desaparecido Cristiano, iba a ser otro jugador que estaba pasando desapercibido en el choque, Marco Asensio, el encargado de abrir la lata, aunque el verdadero mérito del tanto lo tuvo Nacho. El canterano recuperó, cabalgó hasta el área y soltó un latigazo que, mal despejado por Varas, empujó a puerta vacía Asensio.
Se le ponía de cara el encuentro al Real Madrid recién franqueada la media hora, pero un despiste defensivo de los de Zidane bastó para darle vida a Las Palmas. Momo centró, Varane despejó mal, y Tana, solo en el área, controló, se preparó el disparo y la puso lejos del alcance de Casilla. 1-1 y vuelta a empezar.
Más de lo mismo en la reanudación.
La segunda mitad presentó los mismos errores de ambos conjuntos que los primeros 45 minutos. Por un lado, el Real Madrid seguía siendo un equipo plano y sólo acabó volcándose sobre la portería de Varas por el cansancio del equipo canario. Los de Setién, tozudos en su idea de no regalar ningún balón, siguieron acumulando pérdidas, pero la recuperación ya no era tan rápida.
Después de varios minutos en los que tanto Kroos como Bale dispusieron de oportunidades, Benzema, que acababa de entrar al partido, empujó a puerta vacía un rechace defectuoso de Varas a un mal chut de Cristiano. 1-2 y, visto el estado físico de Las Palmas, partido casi sentenciado.
Pero los blancos no contaban con la fe de un equipo que decidió revivir al final para llenar de emoción los minutos finales. En su segunda llegada de peligro, Tana porfió un balón para evitar que saliera de banda y cedió a Vicente Gómez, que habilitó a Sergio Araujo. El argentino, escorado, voleó contra el cuerpo de Casilla, pero aprovechó el rechace para empujar a puerta vacía el sorprendente empate a dos.
Los últimos instantes, con Las Palmas encerrada en su área, fueron cardíacos, pues siempre pareció más cerca el 2-3 que el 2-2, pero ni Benzema ni Isco estuvieron acertados en dos claras ocasiones que llevaban marchamo de gol.
Igualada que hace recuperar la sonrisa a Las Palmas y que deja pensativos a Zidane y los suyos tras dos pinchazos consecutivos. Hay mucha Liga.