Faltaban aún cuarenta minutos para el inicio del cuentro cuando los aficionados visitantes desencadenaron una auténtica batalla campal. Cerca de 2.000 seguidores del Anorthosis acudieron al estadio del Apollon de Limassol y algunos de ellos empezaron a lanzar objetos a la pista de atletismo que rodea el césped y bengalas a los jugadores.
Dos suplentes del equipo local acudieron tras el banquillo, donde estaban colocados estos violentos aficionados, para pedirles calma. El efecto no fue el deseado y dos ultras del equipo rival saltaron al campo para encararse con los jugadores.
Los compañeros de los futbolistas fueron a ayudarles al ver la situación y empezó la trifulca entre los jugadores y los ultras del Anorthosis, lo que provocó que los ultras locales también abandonasen su sitio en la grada y se uniesen a la pelea.
Todo se desmadró y un jugador tuvo que ser trasladado al hospital. La policía estaba aún fuera del estadio y la seguridad del club desbordada ante la ola de violencia, por lo que el árbitro decidió suspender el encuentro cuando los titulares de ambos equipos estaban listos para saltar al terreno de juego.
La decisión del colegiado no gustó a ninguno de los dos bandos y a los incidentes se unieron las protestas.