El Málaga le debe parte de su gloria reciente a un chico desgarbado de Oporto de carácter introvertido fuera de los campos y con un ciclón en la zurda dentro de los mismos.
A punto de cumplir 37 años, su papel preponderante ha ido menguando con el paso de los años, pero Duda, primer capitán incluso por el ya retirado y también mito Weligton, es parte del escudo.
No es para menos: es el futbolista con más partidos en Primera con el Málaga (contando Club Deportivo y Club de Fútbol) y el segundo más goleador tras Dely Valdés.
La imagen que acompaña este texto se repitió con frecuencia durante aquellas temporadas en las que el Málaga no era rico ni se enseñoreó en Champions: gol salvador de Duda.
Quizá sea la imagen que más brille en la memoria del malaguismo, la de Duda marcándole al Madrid para lograr una salvación agónica. Hay estampas similares: el gol en el Pizjuán que dejó al Sevilla sin Champions, gol olímpico en San Mamés, gol en Anoeta que salvó la cabeza de Pellegrini, doblete en Champions ante el Anderlecht...
Tras hacer una 'mili' de dos años en Cádiz (donde echó raíces, su esposa Arancha es gaditanas y son padres de cuatro niñas), volver y curtirse nuevamente en el Levante, la leyenda empieza a forjarse con Juande de entrenador en la 03-04.
A partir de ahí, un joven Duda se alzó con el liderazgo del Málaga pero eso no logró convencer a la directiva para renovarlo en 2006. Manolo Hierro, de infausto recuerdo en Málaga, lo envió directamente a la grada y tuvo que echar mano del portugués a la desesperada para conseguir una permanencia que finalmente no se logró.
Dos años en el Sevilla antes de su vuelta a un Málaga en Primera generaron voces discordantes en la afición que pronto se apagaron a base de goles y asistencias. Amigo de los madridistas Pepe y Cristiano, disputó el Mundial de 2010 con Portugal.
Amante de la caza, los caballos y los pájaros, los que le conocen aseguran que disfruta más del campo y del mar que del fútbol. Nada dado a las exhibiciones mediáticas, la Axarquía malagueña es su guarida. Su particular acento portugués-gaditano-malagueño siempre causó sensación.
Se despide la zurda de oro de La Rosaleda. Se cae otro pedazo del escudo del Málaga. El eterno 17 blanquiazul tendrá ante el Madrid la posibilidad de despedirse del malaguismo.