En diez días tendrían que alinearse demasiados factores para que la marcha de Rodrigo del Valencia al Barcelona se hiciera real. El más importante, el económico, es el que pone más trabas.
El delantero 'che' está tasado en 60 millones de euros por parte de Peter Lim, una cantidad que el club catalán no puede afrontar en este mercado de invierno por las restricciones del 'Fair Play Financiero', a no ser que diera salida a futbolistas en esta ventana y contara con un remanente extra.
La primera oferta habría sido la de una cesión con opción de compra obligatoria por valor de 40 millones. Queda claro que el Barça, pese a sus necesidades, tiene un corto margen de maniobra.
Contra ello, el Barcelona tiene un par de argumentos que juegan en su favor. Primero, la posibilidad de incluir jugadores en la operación. Según 'Marca', uno de ellos podría ser Wagué, el tercer lateral derecho en nómina. El Valencia anda muy necesitado en esa parcela y busca un nuevo hombre, si bien el caché del senegalés tampoco reduciría mucho esos 60 'kilos'.
El otro es Paco Alcácer. El cuadro de Mestalla se ha fijado en el '9' del Borussia Dortmund para este mercado de invierno, pero necesitaría hacer hueco en su plantilla para poder encajar de nuevo al de Torrent. Eso sí, no todos los caminos llevan a Rodrigo, puesto que también podría dejar salir a Gameiro, como se viene hablando.
La postura de Peter Lim será fundamental también. Porque el dueño del Valencia ya decidió, sin consulta previa con la parcela deportiva, génesis del posterior despido de Marcelino, traspasar al delantero el pasado verano. Si Rodrigo no acabó saliendo al Atlético de Madrid fue porque Gil Marín no pudo colocar a Correa en el Milan, paso previo indispensable para generar acomodo en la plantilla al hispanobrasileño.
Está por ver si mantiene esa postura o no, que también va vinculada a la opinión de Jorge Mendes al respecto. Consabida es la capital importancia del agente portugués en las operaciones que viene realizando el equipo del Turia en los últimos mercados.