Tras el calvario de Gustavo Poyet, volvieron las sonrisas en el templo verdiblanco. Por primera vez en lo que va de temporada el Villamarín presenció un equipo compacto y con cierta claridad de ideas.
No ha inventado la pólvora Víctor. Sacó un once de corte defensivo para cubrir posibles grietas alrededor de Adán y dejó que Joaquín y Rubén crearan a su aire en ataque. Fue el genio de El Puerto quien sacó el capote y Las Palmas lo sufrió.
Cierto es que la gran diferencia llegó en los saques de esquina, aunque el Betis, en cuanto a fe y fútbol, fue más que Las Palmas. La probatura ultraofensiva de Setién no resultó. El Betis anduvo cómodo en el Villamarín.
El Betis tomó la iniciativa desde el comienzo. Con Joaquín al mando de las operaciones, los de Víctor arrinconaron a los insulares. Producto del dominio verdiblanco cayeron los goles. Dos goles, además, iguales.
Porque sacó Joaquín dos saques de esquina muy cerrados y en ambas ocasiones el Betis subió goles en el marcador. Primero fue Bruno en el minuto 27. En el 45, con los jugadores casi enfilando el descanso, le llegó el turno a Mandi.
Nula respuesta de los insulares
Se esperaba salida en tromba de Las Palmas con la reanudación, pero esto no ocurrió. Un disparo lejano de Vicente Gómez que hizo lucirse a Adán fue el único bagaje ofensivo que logró anotarse Las Palmas. Muy escaso.
El Betis replegó líneas y se encomendó a las carreras de Joaquín, rejuvenecido, en ataque. Con esto le bastó para mantener el 2-0 y hacer bueno el dicho de 'entrenador nuevo, victoria segura'.