El deporte siempre fue entendido como un pilar fundamental para la sociedad soviética. Una sociedad deportivamente activa es una sociedad sana y completa, pensaban.
Las sociedades deportivas podían ser civiles, u ordenadas en torno a un organismo público, como el Ejército, la Policía, la industria ferroviaria...
Comenzaron a funcionar una vez la Unión Soviética se impuso en la Guerra Civil Rusa que siguió a la Revolución de Octubre (1917-1923). Con el recién nacido estado soviético en paz, tocaba reestructurar la nueva sociedad.
Así, las diferentes sociedades fueron naciendo. Algunas eran voluntarias para todos los ciudadanos, otras estaban restringidas para los trabajadores de cierto gremio o profesión.
De carácter polideportivo, hoy en día, sobre todo en occidente, conocemos sus secciones futbolísticas más que ninguna, y al futbolero avispado quizá le llamase la atención que haya equipos adscritos a estas sociedades más allá de Rusia, e incluso de las repúblicas que integraron hasta 1991 la Unión.
La más famosa, y también la más antigua de todas, es la CSKA. Esas cuatro letras son el acrónimo de Club Deportivo Central del Ejército en la mayoría de los idiomas eslavos.
La sociedad moscovita fue fundada en 1911, y está adscrita, como su nombre indica, al Ejército. Así en los países de Europa del Este, tras la Segunda Guerra Mundial, comenzaron a aparecer equipos con esta denominación.
Junto al CSKA de Moscú encontramos al de Sofía, al de Chisinau (entonces conocido como CSCA, pero hoy en día ha perdido las siglas), al de Bucarest (el famoso Steaua, hoy FCSB tras perder el litigio con el Ejército Rumano) y al de Kiev.
En muchos ellos la afiliación con el Ejército únicamente queda en el nombre. Con la caída del comunismo en los primeros años 90, los clubes de fútbol perdieron ese espíritu y se convirtieron en entidades privadas como en el resto de Occidente.
La siguiente sociedad en antigüedad es la Dinamo. Ésta se estructuró en torno a la Policía Secreta soviética, el NKVD, más tarde conocido como KGB, a partir de 1923.
Todos, o casi todos los clubes adscritos a esta sociedad comparten algo en común, el color azul celeste y la letra 'D' en cirílico (muy similar a la latina, pero diferente en esencia).
Hay Dinamos por toda Europa Oriental (cuyo nombre significa 'energía en movimiento', lo que viene a ser una dinamo, vamos): Bucarest, Kiev, San Petersburgo, Tblisi, Minsk, Brest, Zagreb, Berlín o Dresde.
La sociedad Spartak fue la siguiente, nacida en 1935, aunque sus orígenes se rastrean hasta los primeros años 20. Toma el nombre del esclavo rebelado Espartaco, uno de los símbolos del comunismo como alegoría de la liberación contra el opresor.
El Spartak más famoso es el de Moscú, pero hay al menos otros tres en Rusia, los de Nalchik, Kostroma y Tambov. Pese a su importancia, apenas traspasó fronteras.
Hubo uno en Minsk y otro en Sumy, Ucrania. El Sparta de Praga nada tiene que ver con la sociedad Spartak: se fundó en 1893 y su nombre remite a la ciudad griega, no al esclavo tracio.
El Lokomotiv es el cuarto gran equipo moscovita, y nació de la sociedad homónima, formada por y para los trabajadores de la industria del ferrocarril. Se estructuró en 1936.
Hoy en día vemos Lokomotivs, además de en Moscú, en Nóvgorod, Sofía, Kiev, Leipzig o Tblisi. Hoy en día todavía pertenece al mundo del tren, y el club moscovita es propiedad de los ferrocarriles rusos.
La sociedad Zenit, cuyo máximo exponente se encuentra en San Petersburgo, nació en torno a la industria armamentística en 1936. Como en el caso del Spartak, apenas traspasó fronteras.
Hubo muchísmos otros equipos nacidos en circunstancias similares. Por ejemplo, el otrora exitoso Torpedo de Moscú nació al calor de la industria del automóvil, o el Metallurg, formado por trabajadores de la industria del metal.
Así pues, no es por falta de originalidad. Los nombres coincidentes en la mayoría de los casos entre varios equipos de Europa del Este se deben a su origen común en torno a una idea que hoy en día parece perdida: la salud a través del deporte.