Lo curioso, o más bien llamativo, sobre esta lesión es que representa entre el 20 y el 30% de las dolencias deportivas y, sin embargo, no ha sido estudiada a fondo. Y todo ello a pesar de que deportistas de la talla de Rafa Nadal, entre otros, las llevan sufriendo varias temporadas.
El delantero del Atlético Carrasco se ha perdido cinco partidos en lo que llevamos de temporada a causa de esta lesión, que podríamos definir como un síndrome producido por el uso excesivo de material tendinoso, algo que provoca una inflamación de los mismos y que puede llegar a desgastar el tendón dañado.
Cuando la tendinopatía se convierte en aguda, no existe tratamiento realmente eficaz. Sin embargo, la que tiene diagnóstico de crónica, se puede tratar atajando los agentes causantes, incidiendo así en la prevención. El tratamiento más usado suele ser la infiltración, pero ya son conocidas las restricciones y limitaciones de esta técnica.
Cuando el tratamiento conservador no da los resultados esperados, lo más normal es recurrir a la cirugía. La cirugía también es oportuna en desgarros parciales que afecten a más del 25% del diámetro del tendón y para aquellos desgarros totales y que presenten importantes alteraciones funcionales.
En las lesiones es mejor prevenir que curar. Así, el trabajo de prevención durante la pretemporada será fundamental para evitar posibles futuras dolencias tendinosas a lo largo de la campaña que puedan comprometer el rendimiento de los jugadores.