Dejando al todopoderoso Paris Saint-Germain a un lado, Mónaco y Marsella debían ser dos de los equipos que, al menos, opositaran a complicarle la vida al cuadro de la capital.
Ambos son dos de los clubes más fuertes económicamente e históricos de toda la Ligue 1 y, sobre el papel, capacitados para entrar en puestos de Champions. Una teoría muy alejada de la realidad por el momento.
Los dos conjuntos del sur de Francia han empezado de mala manera esta edición del campeonato galo.
El Marsella, con André Villas-Boas al mando, comenzó generando muchísimas dudas en sus dos primeros duelos.
Dos victorias seguidas han puesto algo de luz en el proyecto del luso, pero otro pinchazo volvería a sembrar el caos en el OM. Y más si es ante el Mónaco.
Y es que el combinado del Principado, tras coquetear con el descenso la pasada campaña, no parece haber aprendido la lección.
Dos empates y dos derrotas adornan de momento su estadística en la Ligue 1. El Louis II necesita como el comer un triunfo y lograrlo ante uno de sus clásicos rivales sería todo un estímulo.
Aun así, la amenaza de la derrota convierte el choque en un arma de doble filo que puede dejar tocado permanentemente el nuevo y ambicioso proyecto monegasco.