Una carrera con varios puntos en común, y enlazada por un nombre: Iker Casillas. Los dos se formaron en la cantera blanca, pero tuvieron que salir y buscarse la vida lejos de Chamartín porque ahí estaba el ex capitán de la Selección Española.
Sin embargo, ambos volvieron. Diego López primero, por la lesión de Casillas, a petición de Mourinho. Y le utilizó para castigar al hasta entonces portero titular e indiscutible de la meta blanca.
Mientras tanto, Kiko Casilla era el guardameta del Espanyol. Terminada la temporada, Diego López se vio obligado a marcharse al Milan, y un año después se produjo el tan ansiado por algunos relevo en la portería del Madrid.
Iker Casillas se fue por la puerta de atrás del club con el que alcanzó la gloria, enemistado con parte de la afición y torturado por la prensa afín. Había llegado el momento de Keylor Navas, suplente hasta entonces.
Y la marcha de Casillas propició la vuelta de Casilla. Este verano se cerró el círculo, pues Diego López recaló en el Espanyol para cubrir el hueco dejado por Casilla que nadie pudo cubrir, ni Pau, ni mucho manos Arlauskis.
Hoy ambos canteranos blancos se han enfrentado sobre el terreno de juego, sobre el césped del Bernabéu, el templo blanco que ambos han defendido en más de una ocasión.