Jugó para el Barça durante nueve años, pero Anna sabe que, por entonces, el fútbol femenino ni se acercaba al de ahora: "Se veía entonces como una pasión, algo que hacías solo por amor y sin mirar más allá".
Ahora, retirada de los terrenos de juego y enamorada de los banquillos, dirige al Seagull de Badalona, que sueña con poder llegar a la Primera Iberdrola. Y espera más avances en cuanto a igualdad.
"Cuando me saqué el carné de entrenadora junto a varios ex futbolistas pensé que me iban a dar las mismas oportunidades que a ellos... pero no es cierto. También hay un condicionante: no somos muchas. La mayoría de jugadoras no nos planteamos un futuro como entrenadoras, a diferencia de los hombres. Ahora parece que empieza a abrirse alguna puerta y que es posible", reconoció en su entrevista a 'Mundo Deportivo'.
Y cerró. "Primero hay que romper el techo de la Primer Iberdrola y, una vez roto este, el siguiente sería hablar del masculino. Podemos entrenar tanto a hombres como a mujeres. Si ellos lo hacen, ¿por qué no nosotras?".