El Real Valladolid cortó de raíz su mala racha en la Liga y se llevó un triunfo de mucho valor después de dar toda una lección de cómo sufrir para sumar en Primera.
Los pucelanos olvidaron el tropiezo de Zorrilla ante el Leganés y enseguida metieron en problemas a la Real Sociedad. Sergio y los suyos supieron marcar los tiempos del partido a la perfección y, tras adelantarse, defendieron con uñas y dientes el resultado.
El 0-1 llegó en una primera mitad en la que el Pucela tuvo el encuentro bajo control. Óscar Plano, inmenso en el primer acto, sirvió a Toni Villa, que prolongó su momento de gracia en Liga con un derechazo a la escuadra de Moyá.
No hubo muchas ocasiones más en un primer tiempo que mostró a una Real Sociedad demasiado atenazada y a un Valladolid valiente al contragolpe. Juanmi, si cabe, desperdició la más clara, pues no pudo embocar a un metro el 1-1 en una acción en la que no anduvo fino Antoñito y el equipo blanquivioleta pudo salvarse de milagro.
La bronca de Garitano en el descanso debió ser importante, pues la Real Sociedad fue otra tras el entretiempo. Tampoco el Valladolid llegó con la misma fluidez en ataque tras el paso por las duchas, aunque se encontró con la sorpresa del 0-2, anotado en uno de los pocos acercamientos nítidos de los castellanos en el segundo acto.
Antoñito cabalgó, Moyá salió a ninguna parte y el sevillano empujó a portería vacía tras sortear al arquero.
Si con el 0-1 el Valladolid ya estaba defendiendo, el 0-2 echó totalmente atrás a los de Sergio. Fueron los mejores minutos de la Real, que se volcó completamente en ataque y dispuso de ocasión tras ocasión, fundamentalmente a balón parado.
Crecieron con el paso de los minutos un voluntarioso Januzaj y un poco acertado Sandro y el Valladolid empezó a sufrir de verdad, sobre todo tras el 1-2 de Oyarzabal, anotado por el canterano realista en un saque de esquina.
Quedaba media hora por delante y parecía que al Valladolid se le acababa la gasolina, aunque Keko aún estaría a punto de hacer el 1-3 en una acción en la que Moyá se desquitó de su fallo en el segundo tanto con una gran parada.
Los últimos minutos hicieron patente la inoperancia de cara a gol de los locales, que saborearían el empate sin suerte en sendas ocasiones de Bautista y Januzaj.
El Valladolid, con el mayor sufrimiento de lo que va de campaña, demostró en Anoeta por qué es uno de los mejores visitantes. Y atrapó a una Real Sociedad de Garitano que no termina de arrancar.