Arrancó de nuevo la Bundesliga después del parón invernal. Un mes sin fútbol en Alemania no es poco, y tanto afectó al Bayern Múnich, acostumbrado a jugar tres partidos por semana, que saltó al terreno de juego adormecido.
El mal arranque lo pagó caro. El delantero del Friburgo Haberer abrió la lata en el minuto 4, después de una gran recuperación en el centro del campo. El alemán cruzó el balón al palo largo de la meta defendida por Neuer, saltando la sorpresa en el Schwarzwald-Stadion.
No estuvo cómodo en ningún momento el Bayern, sobre todo, debido a la fuerte presión que el conjunto de Christian Streich ejercía sobre el doble pivote: Xabi Alonso-Vidal. Lewandowski tenía que venir al centro del campo a ayudar con la salida de balón, y en una de esas, el Friburgo recuperó de nuevo y pudo anotar el segundo.
A partir de ahí, comenzó a aparecer Robben, el gran artífice de que el cuadro muniqués despertase y adelantara sus líneas. Casi al borde del descanso, apareció el delantero polaco para firmar tablas, después de un error defensivo del cuadro local a la salida de un saque de esquina.
El encuentro careció de movilidad en ambos frentes de ataques, tan fríos como el clima, y con transiciones muy lentas, aferrándose a recuperaciones en el centro del campo.
Olfato polaco por siempre
En la segunda mitad el guión no fue tan diferente, únicamente que la batuta del partido la cogió el Bayern pero sin crear demasiado peligro. Philipp pudo poner el segundo del Friburgo en torno al minuto 80, pero su trallazo se marchó rozando el palo de Neuer. Podría haber nockeado al Bayern.
Sin embargo, apareció el que siempre lo hace. Lewandowski está acostumbrado al frió, a luchar solo ante cualquier tempestad, y en el descuento anotó el segundo gol, el tanto de la remontada. Controló con el pecho, la bajó, y la empaló. Golazo de uno de los mejores delantero del mundo del fútbol, que decidió cómo y cuándo fulmina al Friburgo.