Habrá quien se quede con la imagen del mano a mano ante Vaclik en posición escorada y que acabó en saque de esquina. Pero el encuentro del belga fue mucho más allá. Incluso, de lo esperado.
Porque por un día renunció a la magia para convertirse en un soldado más con el que el ejército de Zidane salió ileso del Sánchez Pizjuán. El libreto pedía mejorar la imagen del Parque de los Príncipes y los puntos. Hazard captó el mensaje.
Y es que sus ocho balones recuperados le convirtieron en uno de los futbolistas más activos de ambos bandos en esa estadística. Además, corrió un total de 10 kilómetros y acabó desfondado, de ahí que el técnico lo sustituyera en los minutos finales.
Su mapa de calor relevó una alta presencia tanto en campo propio como ajeno. No en vano, los sacrificios atrás no le privaron de tener inspiración: el 91% de sus pases fueron acertados.