En el tiempo añadido, Andy cazó un balón dentro del área que, antes de llegar a él, rebotó en un central. El árbitro, justo cuando controló el jugador de la Ponferradina, hizo sonar una vez su silbato.
Conforme encaraba al guardameta, pitó las dos veces restantes, coincidiendo ellas con el balón dentro de la portería. Todo el equipo acudió a protestar con las manos en la cabeza... y no fue para menos.