Como cuenta 'Marca', el jugador siempre ha sido el más grande de su edad. Su gran estatura y peso le provocaron problemas durante la pubertad por su rapido crecimiento.
Con 16 años tuvo un período de crecimiento descontrolado, provocándole múltiples lesiones ya que sus huesos no aguantaban una ganancia de masa muscular tan exagerada. Pero, pese a ello, el inglés no se rindió.
"De pequeño llegaba a casa e iba directamente a jugar contra niños mucho más grandes. No podía parar de pensar en el fútbol", confesó Loftus-Cheek, que reconoció que estas dificultades le ayudaron a fortalecer su carácter.
Desde ese momento, la carrera del futbolista ha avanzado de manera implacable, llegando a debutar muy joven con el Chelsea, club que le cedió al Crystal Palace para que se siga formando, ya que consideran al jugador una auténtica perla.
Ahora, años más tarde de sus problemas y a sus 22 primaveras, el británico puede afrontar su primera titularidad en un Mundial, en un paso más en su camino en el mundo del fútbol.