Con la tercera Champions consecutiva ya digerida, el fan del Madrid todavía se emociona al recordar la virtuosa chilena de Gareth Bale, la gran imagen de la final de Kiev. El galés tuvo el momento que llevaba años buscando, se puso el disfraz de héroe y emuló a un Cristiano que, en esta ocasión, se quedó sin las alabanzas.
El escorzo de Bale elevó al cielo al Madrid, que no la tenías todas consigo cuando Mané igualaba el gol de Benzema. Recién entrado al campo, el '11' buscó su sitio dentro del área y, después de un centro de Marcelo, giró en el aire y empaló con su zurda el balón, tomando éste una parábola imposible para Karius.
A partir de ahí, el éxtasis. Nunca se había visto a Bale celebrar así un gol vestido de blanco. Se lanzó al suelo, se abrazó con todo el que se encontró. No era para menos. Su chilena pasó a ser tan icónica como la que logró Cristiano ante la Juve, en la ida de los cuartos de final.
Por ello las comparaciones no tardaron en aparecer. Se valora la vistosidad, el golpeo, la distancia y, por supuesto, la incidencia que tuvo. El gol del portugués agrandó la goleada final en Turín, pero es que la de Bale sirvió para ganar una Champions. En cuanto a altura, eso sí, la de Cristiano se lleva la palma.
'El Chiringuito de Jugones' calculó la distancia entre el suelo y la bota de Bale, que llegó a 1,94 metros. Casi dos metros de distancia entre el verde y su bota izquierda, justo en el momento del golpeo. Una barbaridad, faltaría más, pero que se queda a casi medio metro de la del 'crack' de Madeira.
Semanas atrás, el mismo programa apuntó que Cristiano se elevó hasta los 2,40; si bien 'beIN Sports' dejó la cifra previamente en 2,23. Pero, si nos atenemos a la misma fuente, la diferencia entre una y otra chilena fue de 46 centímetros. En este caso, Cristiano manda.