En los juegos de cartas gana el que tenga mejor mano. Los Angeles FC tiene a Carlos Vela, y sus dos goles en el primer tiempo parecían una mano ganadora.
Pero los Galaxy ahora tienen un comodín. Y su doblete superó al del rival. Zlatan Ibrahimovic llegó, vio y venció, como Julio César en Britania.
Lo cierto es que el partido apuntaba a debacle para los Galaxy. Vela necesitó sólo 5 minutos para marcar el que sería su segundo tanto en la MLS, y en el 26' redondeó su actuación anotando el 0-2.
Los Galaxy no reaccionaron, y para colmo Steres, nada más reanudarse el partido tras el descanso, hizo el tercero para sus rivales metropolitanos tras marcarse un gol en su propia portería.
Un murmullo empezó a recorrer la grada. Los Galaxy querían a Zlatan sobre el campo. El sueco es su nuevo mesías, y a él se encomendaron cuando la noche parecía más oscura.
Sin embargo no fue Ibrahimovic el que inició esta gran remontada. Lletget anotó el primero de los locales en el minuto 61, la primera página de esta gesta.
Pontius, ya con Ibra en el campo, hizo el 2-3, y al LAFC le empezaron a entrar los nervios y el miedo. Cuatro minutos más tarde Zlatan anotó el gol del empate. Un golazo de los de guardar en videoteca y ver una y otra vez en bucle.
Faltaba la guinda del pastel, el segundo de Ibra para remontar el partido y llevar el delirio a las gradas del Stubhub Center. Lo marcó en el último minuto del añadido, saltando a cabecear un centro de otro ilustre veterano, Ashley Cole.
Llegó antes que Miller y dejó a Los Angeles FC estupefactos. Los Galaxy habían ganado el primer derbi de Los Angeles, y todo gracias a Ibrahimovic, su gran y mediático fichaje.