Las últimas actuaciones habían dejado muy cuestionado a Gerónimo Rulli. El portero argentino no estuvo muy fino en los últimos partidos, y Eusebio decidió darle descanso y poner en su lugar a Toño ante el Villarreal.
También varió la disposición de los suyos, con una defensa de tres y dos carrileros. Pero todo falló. El castillo de naipes se vino abajo en cinco minutos.
Toño Ramírez encajó cuatro goles en la primera media hora de partido, prácticamente. En el 5', en el 17', en el 20' y en el 34'. Cuatro goles en los que se repartió la responsabilidad con sus defensores.
En el primero, de Víctor Ruiz de cabeza, cierto es que Toño pudo haber hecho algo más que la estatua, pero el central amarillo puso en evidencia la pasividad defensiva de la Real marcando casi a placer.
El segundo vino precedido de una cesión criminal de Raúl Navas a su portero. Toño despejó como pudo, pero asistió a Bacca y éste a Fornals, quien se tomó su tiempo para marcar a puerta vacía.
El tercer gol llegó inmediatamente después. Un contragolpe que culminó Bacca superando a Toño con un autopase. Y el cuarto, un imparable disparo de Castillejo al palo largo.
Toño pudo haber hecho algo más en dos de los cuatro goles, mientras que en todos se evidenciaron graves problemas defensivos en la zaga 'txuri urdin'.
Quizá el problema no fuera Rulli, sino la defensa de la Real Sociedad en general.