El Mallorca llevaba seis jornadas sin conocer la derrota, desde la sexta jornada, cuando cayeron conta el Huesca en casa. Desde entonces, hasta el 2-1 del Sadar, cuatro empates y dos victorias que lograron sacar al equipo de los puestos de descenso.
De hecho, llevaba sin encajar un solo gol desde el empate a dos en Anduva, el último partido que terminaron en la zona de peligro. Claro, por contra, desde ese empate sólo marcaron dos goles, uno en la victoria ante el Almería (j.10) y el otro en la última derrota ante Osasuna.
Está claro que el Mallorca de Ferrer ha aprendido a dejar a cero su puerta, más o menos, pero la falta de efectividad de cara a puerta (esos dos empates a cero consecutivos ante Leganés y Zaragoza lo atestigun) se paga muy cara cuando los partidos se ponen en contra.
Ferrer afronta un reto importante la próxima jornada: recibe al Lugo de Milla, sexto clasificado y con una racha que se puede considerar como positiva. Sacar un buen resultado podría suponer la diferencia entre la continuidad o el despido para el técnico barceonés.