El mandamás del cuadro portugués condenó los hechos, y es que el vestuario quedó destrozado y varios miembros de la plantilla fueron agredidos. Por ello, el dirigente señaló que se encuentran en estado de shock.
Bruno de Carvalho indicó que el Sporting de Portugal investigará la invasión de los ultras por su propia cuenta y tomará las decisiones que correspondan. Tras lo sucedido, 21 aficionados fueron arrestados.
Por último, el presidente del conjunto portugués fue preguntado por la presencia del equipo en la final de la Copa de Portugal: "Los jugadores están tristes, pero quieren jugar".