La Juventus mostró su versión más gris ante el Nápoles, revitalizada en el momento más oportuno, ante el rival que menos simpatía produce por aquellos lares. Insigne lideró, Zielinski abrió fuego, Cristiano recortó. Los puntos se quedan en tierra napolitana.
Decía Gattuso hace justo una semana que su Nápoles daba vergüenza, que no se creía que fuera un equipo entrenado por él, que no tenía ni amor propio, que merecían que les tiraran tomates. Una semana después, quien mereció un buen 'tomatazo' fue la Juve.
El cuadro de Sarri completó su partido menos meritorio en lo que va de curso. No ganó en nada: ni en posesión (51 a 49), ni en disparos (14 contra 8), ni por supuesto en goles. No falló Cristiano, más acertado que nunca. Pero insuficiente.
La Juventus no le tomó el pulso al encuentro en ningún momento, y el Nápoles, que a pesar de su mal momento es un equipo con recursos, esperó a su oportunidad. Poco a poco los 'azurri' tomaron posiciones, buscando con inteligencia las grietas del equipo 'bianconero'.
Milik, de un cabezazo, dio el primer aviso en el minuto ocho. Cristiano respondía con un disparo de zurda que se iba muy alto. Los bostezos se apoderaron de San Paolo. Los goles se concentraron en la segunda mitad.
Y fue en el 53 cuando hubo ya un tanto, anulado porque Higuaín estaba en fuera de juego. No valió el que hizo el delantero portugués. Se lesionó Pjanic, perdió el norte la Juve... y el Nápoles aprovechó su momento.
Un disparo de Insigne lo despejó de forma mejorable Szczesny, y Zielinski aprovechó para marcar en el rebote. La respuesta de Sarri fue meter extremos, y lo que logró es desordenar el equipo, ya sin la brújula de Pjanic y los pulmones de Matuidi.
Porque ni Douglas Costa ni Bernardeschi generaron el peligro que se esperaba de ellos, e Insigne, de volea en el 86', puso el segundo. Cristiano cazó un balón aéreo en el minuto 90 para recortar distancias, pero ya no dio tiempo a más. El Nápoles, que no estaba para bromas, recuperó la alegría.