Parece que el destino quiere que el Cádiz sea líder para siempre. En un duelo que parecía sentenciado para la SD Huesca, Luisinho cometió un garrafal fallo cometiendo penalti sobre Salvi y propició que Álex firmara las tablas. En cuestión de rendimiento general, eso sí, los gaditanos se merecieron este punto.
El choque de estrategias fue claro desde los primeros compases. Los andaluces optaron por una presión alta intensa, por las contras y por el balón parado. Los oscenses prefirieron tocar la bola con calma y buscar los espacios tirando de posesión. Ambas ideas funcionaron, lo que antojó un partidazo muy abierto.
Lo único que evitó que hubiera algún gol en los 45 minutos iniciales fueron los porteros. Cifuentes y Álvaro Fernández sacaron las más claras. La estirada más difícil, eso sí, fue del cancerbero local, que tuvo que evitar que una jugada 'a lo Robben' de Jurado acabara al fondo de las mallas por el palo largo.
No cambió la tónica en la segunda parte ni lo más mínimo. Más manejo de la SD Huesca, pero más peligro del Cádiz. La más clara fue un disparo de falta al larguero de Jurado, que firmó una enorme actuación aunque fue de más a menos. Okazaki tuvo que entrar por un desaparecido Mboula para desatascar la situación.
El nipón tardó siete minutos en hacer lo que nadie pudo en 65: marcar. Hubo un centro a la olla que parecía que se iba por línea de fondo, rescató Mosquera, no alcanzó a rematar Pulido, pero sí él, que, de volea y con algo de fortuna por un rebote, mandó la bola a la red.
El tanto dio un giro de 180 grados al duelo. Tuvo que tomar las riendas el conjunto de Cervera para hacer lo que llevaban haciendo sus rivales desde el principio: buscar el gol tirando de posesión. Los de Míchel tomaron el rol contrario de defenderse e ir a la contra y todo marchaba bien hasta que Luisinho, con un penalti sin sentido alguno, derribó a Salvi dentro del área y facilitó el gol de Álex desde los once metros para el 1-1 final.