Tardó en descorcharse el champán de la final del Mundial de Clubes 2022, que enfrentó a Chelsea, campeón de la Champions League, y Palmeiras, último vencedor de la Copa Libertadores, pero de no ver goles en 55' se pasó a ver dos en menos de diez minutos.
Romelu Lukaku, que ya vio puerta en la semifinal, abrió la lata en el 55', cuando aprovechó un buen centro de Hudson-Odoi y mandó el esférico con un testarazo inapelable al fondo de las mallas.
Lo más anecdótico fue su celebración. El belga apenas festejó la diana y no se le vio la sonrisa en la cara, consecuencia, seguramente, de las críticas recibidas en las últimas fechas por su rendimiento con el cuadro 'blue'.
La alegría duró poco a los londinenses. Exactamente, nueve minutos, lo que tardó el árbitro en señalar penalti, gracias al VAR, a favor de Palmeiras y que se encargó de ejecutar y transformar Veiga.