Los incidentes que se produjeron en la final de la Copa Libertadores en Buenos Aires trasladaron el River-Boca a Madrid, concretamente al Santiago Bernabéu.
El evento fue todo un éxito y la ciudad se convirtió durante un fin de semana en un punto de encuentro de dos clubes con un recorrido histórico en el fútbol.
Ya por aquel entonces, diciembre de 2018, Europa sabía cuál sería el escenario de la final de su competición más importante: la Liga de Campeones.
El Metropolitano y Madrid se convertirían de nuevo en el epicentro del deporte rey allá por el lejano mes de junio, una fuente de motivación para los equipos locales de hacerse con el torneo.
Este último hecho no pudo darse, recayendo sobre Liverpool y Tottenham la presión de representar a todo el fútbol de élite europeo sobre el césped del Metropolitano.
Después de una época de claro dominio español en las dos competiciones más importantes del continente, España volverá a ser protagonista al más alto nivel en el planeta fútbol.