El VAR no termina de gustar en el fútbol español. El nuevo sistema de arbitraje sigue siendo protagonista, para mal, de numerosos encuentros, como sucedió el pasado sábado en Zorrilla e Ipurua.
Se jugaba la decimosexta jornada de Liga entre el Valladolid y el Atlético de Madrid cuando Undiano Mallenco decidió parar el encuentro para atender lo que se le estaba comunicando por el pinganillo, ante la incomprensión de todos.
El colegiado no vio una mano de Calero dentro del área que bloqueó un disparo del delantero rojiblanco Griezmann, pero el VAR sí. Por eso, Undiano Mallenco rectificó con la ayuda del videoarbitraje y señaló una pena máxima que el propio francés se encargó de transformar.
Pero la cosa se complicó cuando poco después el árbitro del encuentro no recurrió al VAR tras una mano de Arias dentro del área, algo que no sentó nada bien al conjunto local, muy crítico con la actuación del VAR.
Finalmente, el Atlético de Madrid se llevó los tres puntos a casa tras un ajustado 2-3 a favor de los rojiblancos, un resultado en el que el penalti anotado por Griezmann fue más que decisivo.
Mismo ejemplo, distinto escenario
Algo similar sucedió en Ipurua cuando Cordero Vega señaló una mano de Gayá dentro del área tras un buen centro de Rubén Peña, pero, por el contrario, no señaló una mano de Diakhaby. De nuevo, decisiones diferentes en acciones similares en un mismo partido que molestó, y mucho, al bando valencianista, más si tenemos en cuenta que el encuentro finalizó en empate a uno.
Tras 16 jornadas de Liga con el VAR implantado en los terrenos de juego la polémica no deja de repetirse cada fin de semana. Si bien muchas decisiones hacen posible que el fútbol sea mucho más justo, ejemplos como los sucedido en Zorrilla e Ipurua aumenta todavía más las innumerables críticas que el nuevo sistema de arbitraje recibe cada día.