El argentino tuvo que estirar de la camiseta al ariete sevillista para frenarle cuando este se disponía a encarar a Ter Stegen. Al ser el último defensa y haber hecho un contacto suficiente como para derribar al francés, el árbitro no dudó y le mandó directamente a vestuarios.
Sus compañeros protestaron con mucho énfasis, pero el propio Mascherano ni siquiera se dirigió al árbitro consciente de que la expulsión fue totalmente justa.