En el Parque de los Príncipes saben que el entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane, sueña con el joven francés y que el contacto entre la entidad blanca y la familia del jugador es permanente desde su llegada al banquillo.
En ese contexto, la frase pronunciada cuando recibía el premio de mejor jugador del año en Francia provocó un seísmo en el club: "Ha llegado el momento de asumir más responsabilidades, en París, si fuera posible. Sería un gran placer. Y si no fuera en París, podría ser en otro lugar, en el marco de un nuevo proyecto".
Esas palabras contradicen el discurso oficial del jugador hasta ahora, destinado a barrer toda sospecha de ambición exterior, a acabar con los rumores sobre su posible traspaso al Madrid.
El pasado 10 de marzo, poco después de la eliminación del PSG en octavos de final de la Liga de Campeones y coincidiendo con la llegada de 'Zizou' al banquillo madridista, aseguró: "Sigo creyendo en el proyecto parisiense".
Entre las dos frases, Mbappé ha visto su figura crecer en el seno del club, coincidiendo con las lesiones del brasileño Neymar y del uruguayo Edinson Cavani.
Sin esas dos estrellas en el tramo final de la temporada, fue él quien sostuvo los cimientos del club, colocándose en plena carrera por la Bota de Oro europea junto a Lionel Messi.
En paralelo, Neymar no ha dejado de reclamar más importancia en el seno del equipo. El brasileño, el jugador más caro de la historia del fútbol, solo regresó al equipo en la recta final, pero lo hizo de forma estrepitosa.
Primero al criticar en las redes sociales con los árbitros de la Liga de Campeones; luego al llegar a las manos con un espectador durante la final de la Copa de Francia. Ante todo ello, el brasileño exigió más peso en el vestuario.
Ahora, Mbappé también quiere marcar su terreno. El club sabe que el segundo futbolista más caro de todos los tiempos, por el que pagó 180 millones hace dos temporadas al Mónaco, el que está pulverizando récords de precocidad que le sitúan en la estela de Pelé, no está dispuesto a ser una mera comparsa de Neymar.
Tampoco que el club frene su progresión, dificultado por los problemas económicos derivados de la obligación de equilibrar sus cuentas para satisfacer a la UEFA, minado por una guerra interna de despachos entre el entrenador, Thomas Tuchel, y el director deportivo, Antero Henrique.
Mbappé delimitó sus parámetros, a los que el PSG debe adaptarse si quiere seguir contando con él: un club grande, un proyecto que lleve su nombre bien alto o, de lo contrario, irá a buscar eso a otras latitudes.