"Gracias a la barra por lo armado el otro día, por las últimas visitas a fumarse sus porros en el entrenamiento y tratar de no ayudarnos. También gracias a ellos porque a partir de eso yo puedo, cada día que mi hijo se levanta, decirle a mi hijo qué debe hacer y que no debe hacer en la vida, y cuál es el camino correcto para ganarse dignamente la vida", expresó en tono irónico.
Díaz no se cortó a la hora de contar detalles. "El mal momento que le hicieron pasar a los jugadores, salió como lo tenían pensado. Y las banderitas que me colgaron, estaban muy lindas, bien armaditas. La erraron de partido, de rival y de rendimiento del equipo", aseguró.
Para terminar, el técnico también señaló a los directivos. "Esto es así: los barras no deben estar en los predios, y sin embargo han estado. Son que dan los dirigentes y generalmebnte están perdidas. Nosotros somos rehenes de ellos. No hace falta que te peguen una trompada o te rayen un coche para sentir la agresividad. Como yo priorizo a los jugadores y al presidente que me dio laburo hace diez meses, sentí que era momento de mirar hacia adelante y de desearles el bien absoluto a los que me apoyaron".
Testimonio que podría traer consecuencias al ya ex entrenador de Olimpo.