Si el partido de Argentina hay que catalogarlo por el cómputo general, su nota descendería considerablemente. Algo así como las calificaciones escolares, que tienen por un lado el examen y, por otro, el trabajo/libreta/participación de turno.
El primer tiempo de la nueva 'Albiceleste' de Scaloni (hasta final de año) fue de 10. No hay que obviar el poco trabajo defensivo que le supuso el pobre bagaje en ataque de Guatemala, pero del centro del campo en adelante, su rendimiento estuvo a un gran nivel.
Desde el primer minuto, el hambre de la nueva camada quedó patente. Pavón, 'Pity' Martínez y Simeone, que debutaba con la absoluta, se mostraron como lo que son, jóvenes muchachos pero ya jugadores consolidados. Eléctricos, ambiciosos e inconformistas. Todo lo que una tribuna argentina suele aplaudir y reconocer sin excepciones.
Fruto de esa intensidad llegaron numerosas y claras ocasiones de gol, hasta que el cántaro terminó de quebrarse allá por el minuto 27. Martínez transformó un polémico penalti que puso por delante a la 'Albiceleste'.
El gol no importó a los de Scaloni, que siguieron a lo suyo. Presión alta, rápidas transiciones y todo un asedio al castillo guatemalteco, que fue defendido cómo se pudo por Motta y sus ecuaces.
A los 35 minutos, Lo Celso firmó un potente zurdazo que acabó en el fondo de la red y Simeone, al filo del descanso, sumó el tercero tras definir con clase en el área. Fue su estreno como goleador con los 'mayores'.
De apasionados a funcionarios
El túnel de vestuarios hizo las veces de aquella mágica puerta del celebérrimo programa 'Lluvia de Estrellas'. Se marcharon once bravíos guerreros y regresaron once funcionarios del fútbol.
El conformismo se apoderó de una segunda mitad que sobró. Lo hizo en el marcador, que ya no se movería, y también sobre el césped. Pocas jugadas y demasiadas amarillas. La dureza se apoderó de unos 45 minutos descafeinados.
Scaloni aprovechó para repartir minutos y el ritmo del partido dijo adiós demasiado pronto. Apenas sin ocasiones en todo el segundo periodo, Guatemala aprovechó el receso para inquietar la portería de Rulli, aunque con más sonrisas que felicidad.
Al final, la nueva Argentina salió airosa gracias a un primer periodo de pasión y un segundo de lo que se suele llamar vivir de la renta. Media 'Albiceleste' obtuvo un sobresaliente. La otra mitad, si acaso, un aprobado raspado. Y todo eso sin Leo Messi que, de momento, no ha entrado en los planes de Scaloni hasta nuevo aviso.