El partido por El Alcoraz señaló bastante hacia la figura de los árbitros. No fue un partido especialmente polémico, pero sí intenso dentro de las áreas. Y ahí emergió la figura de Medié Jiménez, que le ganó el puso al VAR.
No porque pitara tres penaltis, sino por cómo se relacionó con el sistema de videoarbitraje. Para empezar, hizo algo que todavía no se había visto en la competición: fue a consultar una pena máxima que él había dado como legal y se ratificó tras comprobarlo en monitores. Hasta la fecha, el final había sido distinto.
Ocurrió a la hora de partido, cuando Carlos Bacca cayó ante los guantes de Jovanovic. El primer impulso fue claro: penalti sin discusión. Así lo entendió el catalán. Álvarez Izquierdo, desde el VOR, le animó a la consulta en el monitor, y eso hizo. Pero se mantuvo firme.
16 de diciembre de 2018
A la vigesimocuarta fue la vencida. Las 23 ocasiones anteriores la consulta en pantalla del árbitro principal sirvió para voltear la decisión inicial.
Sin embargo, cuando pitó el tercer penalti de la noche, un empujón de Mario Gaspar a Melero en una pugna aérea, rehusó cualquier tipo de consulta, algo que causó extrañeza entre los jugadores visitantes, más aún porque derivó en la segunda amarilla del lateral amarillo.
Queda claro que no siempre el VAR tiene la última palabra. Al menos, con Medié Jiménez de por medio. El catalán, además, es el cuarto árbitro en la clasificación de más recomendaciones recibidas desde la sala de revisión.
16 de diciembre de 2018