Pablo Iñiguez reapareció la pasada jornada frente al conjunto gallego, después de no jugar desde la primera jornada liguera contra el Elche, puesto que ha pasado gran parte de la temporada lesionado.
"Míchel podría haber optado por otro compañero porque yo llevaba ocho meses sin competir y tuvo valor para poner a un jugador joven que había estado tanto tiempo fuera. Quiero agradecerle a él, a mis compañeros y a la gente la paciencia que han tenido conmigo. Llevaba mucho tiempo esperando esto. De una semana a otra pasas a estar en el olvido a jugar y sentirte feliz", dijo Iñiguez.
"Al principio estaba un poco nervioso, porque entrenar no es lo mismo que jugar. La presión es diferente, la intensidad es mucho más alta, pero con los minutos me encontré mejor", confesó el jugador, que aseguró que le "gustaría hacer un buen final de curso".
Iñiguez se lesionó estirando tras disputar la primera jornada y con el paso de los días se le complicaron las molestias.
"Tuve que ir a Villarreal diez días a recuperarme porque estaba desesperado y no me encontraba mentalmente bien. Vino un entrenador nuevo, luego vino otro y cuando te empiezas a sentir bien, como la semana del Oviedo, me lesiono otra vez", apuntó Iñiguez, en declaraciones a la web del club.
"Al final hay que ser duro, seguir trabajando y creyendo para no venirse abajo. Merece la pena pasar ocho meses en el infierno por días como el último del Lugo", señaló el central, que se mostró contento por la "imagen de unidad" que dio su equipo.