El FC Barcelona estará en cuartos de final de la Copa del Rey tras derrotar al Rayo Vallecano. Los azulgranas tuvieron que remontar después de que los de Iraola se sobrepusieran a tres palos de su rival y golpeasen primero por mediación de Fran García. Pero al final, aparecieron los de siempre para llevarle la calma a Ronald Koeman: Leo Messi y un Frenkie de Jong de dulce.
La propuesta valiente casi le sale bien a Iraola. Tiró la línea muy arriba, salió con el mismo descaro que contra el Elche y se vio ganando. Estuvo por delante apenas seis minutos, pero sí hizo temblar por momentos a los 'culés', que no habían conseguido transformar sus ocasiones durante la primera hora de partido.
Con Leo Messi en el campo tras cumplir su sanción de dos partidos por la roja en la Supercopa, Ronald Koeman daba un mensaje claro. Había rotaciones, pero salía con un once no muy distante del titular. De Jong, Lenglet o Griezmann, oportunidad otra vez para Riqui Puig y la enésima para Trincao.
La imagen de primeras del Barça era inmejorable. En la jugada inaugural escapaba de una presión altísima del Rayo, Junior Firpo imitaba las subidas de Jordi Alba y forzaba a la defensa a despejar en el primer palo cuando Mingueza estaba con la caña. Después, daba sensación de peligro ante la línea adelantadísima del equipo de Iraola.
Parecía que un pase bien medido le serviría al equipo de Koeman para desequilibrar, pero el verdadero peligro empezaba a llegar en los ataques estáticos. Así le pegó De Jong al larguero en una de las mil ocasiones que Junior Firpo pisó el área. Lo hizo una y otra vez para crear superioridades y estuvo a punto de llegar el gol.
A los 19 minutos, el neerlandés, más adelantado que Messi o Griezmann en estas acciones, se tiraba abajo y mandaba el balón contra la madera. Sería la primera vez de las tres que le pasó esto al Barça. La segunda fue en otra ocasión clarísima: Trincao corrió con espacio, disparó y el rechace de Dimitrievski le cayó a Riqui Puig. El canterano se lo pensó demasiado, tiró contra un defensa y el balón tocó en la escuadra antes de irse fuera.
Ciertamente, el Barça se fue al descanso 0-0 de milagro. No es solo por los palos, sino por las acciones de peligro que no acabaron necesariamente en disparo. Bueno, no, pero sí. Porque nada más volver del descanso, Messi se toparía con el larguero en una falta lateral donde buscó el disparo directo. Sorprendió a Dimitrievski, no le bajó el balón como quería.
Discurrían los minutos en un trasiego que a Koeman no le gustaba nada y el tiempo le daba la razón, porque el Rayo acabó encontrando el gol. A la hora de partido, Álvaro agarraba un balón en carrera en zona de tres cuartos, con sitio para encarar a un Lenglet que reculaba. Le tiró un cambio de ritmo endemoniado, llegó casi a línea de fondo y su disparo cruzado lo dejó muerto Neto para que Fran García empujase al fondo de la portería.
Los fantasmas del Alcoyano o hasta de la prórroga en Cornellá empezaban a sobrevolar Vallecas. Inmediatamente, el técnico azulgrana ponía sobre el campo a tres titulares: Pedri, Jordi Alba y Dembélé. Y la jugada le salió bien con cierta celeridad, porque solo seis minutos después del 1-0, encontraba el empate por mediación de Leo Messi.
Busquets se sacó un gran pase a la espalda de la defensa, a la carrera de Antoine Griezmann. El pie de Martos le habilitaba por centímetros, Cuadra Fernández ni tuvo que ir a revisarlo, y el francés servía hacia el área pequeña para que Messi empujase a gol. Y al final, en esa inercia, el Barça acabó encontrando la remontada.
A los 80 minutos, los azulgranas al fin cuadraron su jugada de siempre. Esta vez, quien ejecutaba el pase de gol era Jordi Alba y no Junior, y quien lanzaba hacia el lateral era Leo Messi. Un clásico 'culé' desde hace casi una década que esta vez transformó en el 1-2 Frenkie de Jong. Tercer gol en cuatro partidos para el neerlandés, el cuarto en 2021. Premio para él y también para un Barça que pudo dominar más en el marcador, aunque la fe del Rayo casi nos deja la enésima sorpresa de esta Copa del Rey.