El encuentro comenzó con un ritmo altísimo que hizo que el partido se trabara en el centro del campo. Durante los primeros minutos hubo muy poco fútbol y se vivió de las genialidades individuales.
Hasta que llegó el gol de Pizarro, al invertarse un regate dentro del área y un disparo a la escuadra. México no tardaría en celebrar otro tanto, ya que Elías Hernández se encargó de transformar un penalti que él mismo provocó.
Paraguay reaccionó timidamente, poco a poco fue teniendo más protagonismo en el encuentro. La diana de los visitantes llegó tras un córner que tuvo que cabecear en dos tiempos Bareiro.
En la segunda parte el choque se calmó. El conjunto rojiblanco era el manejaba el tiempo del partido y generó algunas ocasiones solventadas por un gran Corona, que fue el hombre del partido.