Míchel fue destituido como entrenador del Rayo en aquella fecha a consecuencia de los malos resultados. Disputadas 28 jornadas, el equipo estaba en zona de descenso con 23 puntos, encadenaba siete derrotas y su balance de goles era de 30 a favor y 51 en contra.
Seis meses después, Míchel, su cuerpo técnico y el Rayo tendrán que resolver su despido en un juzgado.
El entrenador pide una "indemnización por un despido improcedente con unas cantidades que están en el contrato", mientras que desde el club, según ha podido saber 'EFE', consideran que el despido es "totalmente procedente por una bajada de rendimiento y falta de diligencia".
Pese a su destitución como entrenador del primer equipo, a Míchel se le ofreció la posibilidad de quedarse a trabajar en la entidad en la estructura de la secretaría técnica o en su anterior puesto como director de Metodología, cargos que, según informan a 'EFE' desde el club, el técnico no aceptó.