Michu, a sus 33 años, es el director deportivo del Langreo, que ya casi ha conseguido sellar la salvación en el Grupo II.
El ovetense tuvo que dejar el fútbol por problemas en su tobillo derecho, pero quiso seguir dedicándose a ello de otra manera.
Michu empezó su andadura en el mundo del fútbol de la mano del Oviedo, club del que es un símbolo.
Con 17 años, en el curso 2003-04, debutó con el primer equipo en Tercera División. Dos temporadas más tarde, el conjunto carbayón consiguió el ascenso a Segunda B.
Y uno de los protagonistas fue Michu, que atrajo el interés del Celta. Se fue a Vigo con el descenso del Oviedo a Tercera.
"Tuve la suerte de salir muchas veces como capitán con la grada llena mientras sonaba el himno. Es la sensación con la que había soñado desde niño. Ser capitán en el Tartiere", dijo a la Revista Líbero.
En la temporada 2007-08, estuvo jugando con el primer equipo y el filial hasta consolidarse en el primer plantel, pero explotó en el Rayo.
Allí, Michu marcó 15 goles en Primera, algo que hizo que el Swansea se fijara en él. En el clun inglés viviría los mejores momentos de su carrera por su acierto y por la llamada de España.
El infierno de Michu
Sin embargo, su salud se interpuso en su pasión. Se estaba recuperando de un esguince en el tobillo izquierdo cuando empezó a tener dolor en el derecho.
Se operó varias veces y se marchó al Nápoles, pero las lesiones le lastraron y no pudo triunfar en Italia.
El Langreo le dio una oportunidad y Michu pasó del fútbol de élite a Tercera otra vez, pero volvió a sentirse futbolista. A día de hoy, sigue teniendo dolores.
"Me sigue doliendo. Tengo más o menos dolor al caminar. Al final, el fútbol profesional, el fútbol de élite tiene estas cosas, puede haber lesiones y secuelas", afirmó.
Y cuando ya no fue posible seguir jugando, fue el mismo club el que le permitió seguir vinculado al fútbol: "Me está tocando vivir esa cara, pero por fortuna puedo seguir ligado al mundo del fútbol".
"El año pasado hice el máster de Dirección Deportiva en la RFEF y ya era parte del cuerpo técnico del Langreo, en el año del ascenso", explicó a 'AS'.
"Está mi hermano allí de entrenador. Hay buena sintonía con el club, me ofrecieron el cargo y estoy muy contento. Es muy difícil ser director deportivo de un equipo de Segunda B con 32 años. Tengo la fortuna de serlo y por ahora la cosa marcha bien", apuntó.
La temporada 2016-17 fue la última que Michu vivió como futbolista. Y fue en el Oviedo. En 28 partidos logró anotar tres goles y en julio de 2017 anunció su retirada.
"Un recuerdo particular para todos los oviedistas del mundo, sin ellos no podría haber sido feliz durante todo este viaje", dijo en su despedida.
"Creo que forcé más de la cuenta. Los médicos me recomendaron ya parar. Hay que convivir con lo que quede. Tengo que pensar a ver si me opero y me puedo hacer una limpieza. Ahora mismo no lo tengo en mente", afirmó.
Su vida en los despachos
Por el momento, Michu está satisfecho con su labor. "Estamos cerca de cerrar el objetivo, que sería un éxito, la permanencia en la categoría. Estoy muy contento", contó a 'AS'.
"El objetivo es la permanencia, el 'play off' es una utopía. Estamos muy lejos y tenemos por delante a equipos mucho mejores, con mucho más presupuesto. Salvarse ya es un éxito tremendo", explicó antes del derbi entre el Sporting y el Oviedo.
En cuanto al partido, no se mojó sobre quién es el favorito, ya que cree que hay mucha igualdad y que todo se decidirá por los detalles.