Robert Lewandowski llega al Mundial de Rusia con ganas. Prueba de ello es lo en serio que se ha tomado el amistoso contra Chile, penúltimo test de los polacos antes de su bautismo en Rusia.
El delantero del Bayern recogió un buen pase en la frontal, se abrió un poco y no se lo pensó dos veces. Los rivales se le echaban encima y él no es un prodigio del regate.
Lo suyo es otra cosa: el disparo. Y le da igual a un metro de la portería que de la frontal del área. En esta ocasión, era lo segundo. En décimas de segundo armó la pierna, soltó el seguro y golpeó con violencia el balón.
El resultado, un golazo digno de admiración que, sin embargo, pareció causar más bien poca impresión a sus compañeros.
8 de junio de 2018