El partido empezó eléctrico, vibrante, con ocasiones para ambos conjuntos. Golpeó primeo, y golpeó mejor, el Zaragoza. Ya a los dos minutos Diego Aguirre quiso poner en apuros a Édgar Badía, y quedó patente que el Zaragoza quería mandar en el campo y el electrónico.
A los cinco, el gol. Linares cabeceó al fondo de las mallas un centro de Pep Biel, al que precedió un genial pase entre líneas que desarboló la zaga ilicitana.
Parecía que el partido se tranquilizaría entonces, pero nada más lejos de la realidad. Las ocasiones se fueron sucediendo en ambas áreas, y parecía que veríamos una lluvia de goles, pero en su lugar lo que llovieron fueron amarillas.
Mientras tanto, el ritmo de juego decaía, poco a poco. El cansancio por el arreón inicial de ambos conjuntos empezó a hacer mella al espectáculo. Tampoco ayudó que a los 23 minutos el juego se parase para que el Zaragoza hiciera su primer cambio, el de Benito por Delmás, por la lesión del primero.
El Zaragoza supo reaccionar a las jugadas de peligro del Elche, y cuando los visitantes amenazaron con hacerse con el dominio del balón, el los locales respondieron con más juego de posesión y toque.
Esa dinámica se mantuvo hasta el descanso, y durante el segundo tiempo continuó, con una diferencia: el Zaragoza cada minuto estaba más metido en su campo.
La presión del Elche durante la segunda parte evitó que el Zaragoza estuviera cómodo con el balón. A duras penas lograba pasar del centro del campo, y menos aún hilar una jugada de peligro.
Por contra, el Elche era cada vez más incisivo, pero el buen hacer de la zaga 'blanquilla' evitaba, una y otra vez, males mayores. El partido se fue enfangando poco a poco, hasta que el Zaragoza decidió que se dejase de jugar a nada.
A absolutamente nada que se pareciera al fútbol, claro. Necesitaba el Zaragoza estos tres puntos como el comer, y recurrió a la poco vistosa pero lícita táctica de la pérdida continua de tiempo
Desde el 85' al pitido final, en el 94', apenas se jugó a nada, pero eso no privó al Elche de tener el empate a tiro, pero Josan cometió falta previa a su mano a mano con Cristian Álvarez, el cual, además, repelió el guardameta local.
Con el pitido final, los nervios de La Romareda se transformaron, por primera vez en cinco jornadas, en alegría desbordada. El Elche lo intentó hasta el final, pero se vuelve derrotado a casa.