El Bayern jugó con fuego. Kovac hizo algunas rotaciones en el once y a punto estuvo de costarle caro ante uno de los colistas de la 2.Bundesliga.
Muy ordenadito y sin prisas, el Bochum recibió en su estadio al gigante alemán. La afición rugía queriendo aprovechar una ocasión única en mitad de una temporada que ha comenzado bastante mal.
Renunció el equipo más modesto al control del balón y Bayern no tuvo demasiadas ideas para poder sortear el entramado defensivo. Thiago, Goretzka y Tolisso estuvieron espesos durante largos tramos del partido.
Se puso aún más de cara el partido para el Bochum cuando a los 36 minutos el balón terminó al fondo de la red tras el tanto en propia puerta de Alphonso Davies.
La mala suerte se cebó con el joven defensor y la buena sonrió al cuadro de Renania. El muro, alto ya de por sí, se elevó aún más, mientras que Kovac intentaba dar con la tecla.
Tras el descanso seguía sin moverse el marcador y entraron desde el banquillo las dos mayores amenazas que aún tenía guardadas. Artillería pesada sobre el verde del Vonovia.
La de Lewandowski no encontró puerta, pero sí la de Müller, aunque hubo que esperar hasta los instantes finales. Además, antes llegó el tanto del empate Gnabry en el 83'.
El Bochum se quedó con un jugador menos a cinco minutos del final y Thomas Müller lo aprovechó para poner de tacón el 1-2 definitivo y evitar la prórroga y un posible ridículo.