Rubén Baraja gana tiempo, tiempo y aire. Lo hace gracias a dos goles de cabeza de Narváez sobre la bocina en un duelo ante el Girona que parecía perdido. El '7' sacó a relucir toda la pólvora que faltó antes -dos disparos al palo- y dejó un punto en La Romareda. Sylla, superlativo, el mejor del choque, generó los dos tantos catalanes.
En el primero, él mismo mandó al fondo de las mallas un gran centro de Aday Benítez -caía mucho en fuera de juego el '11' y falló una clara al principio; lo compensó con este pase-. No fueron capaces ni Francés -que había entrado tras la lesión de Atienza- ni Guitián de evitar que rematara de cabeza a placer. En el segundo, asistió a Valery con un pase raso ante el que Tejero se durmió.
Ambos tantos tuvieron un aspecto en común: la pasividad defensiva maña. Es el talón de Aquiles de un equipo que, ciertamente, mandó en los 45 minutos iniciales. Zanimacchia tuvo una clara en el primer minuto y Bermejo, poco después, hizo temblar la portería de Juan Carlos con un zapatazo al palo.
La apuesta de Baraja fue volcar el ataque por la banda izquierda, donde Pep Chavarría era el más protagonista. Pero, por mucho que insistiera y hasta apareciera atrás cuando tocaba, no terminaba de conectar ni con algún buen disparo ni con algún compañero acertado.
Y, cuando algo salía bien, Bernardo aparecía para aguar la fiesta. El '2' estuvo a un gran nivel en la zaga catalana, que aguantó bien cuando el Zaragoza fue con todo a por el empate y, luego, a recortar distancias. Luna y Calavera, por las bandas, también correctos, aunque el ex del Rayo se vio superado varias veces por Pep Chavarría. Incluso Sylla se personaba para despejar balones colgados.
Todo parecía perdido cuando el colegiado añadía cuatro minutos al encuentro, y ahí fue cuando el equipo 'blanquillo' encontró en Narváez toda la pólvora que no hubo antes. Un centro desde la izquierda, de Tejero, y otro desde la derecha, de Pep Chavarría, le valieron para mantener a su entrenador en el banquillo una semana más.