Juan Ramón López Muñiz hizo felices a los que demandaban planteamientos más atrevidos y puso un once ultraofensivo, alejado del equilibrio que suele pregonar el técnico asturiano. No funcionó demasiado, pero el fin justifica los medios. O eso dicen.
Desde luego, este mantra sirve en Segunda, una categoría infernal, larguísima, extraña y caótica, que exprime a aficionados, futbolistas y técnicos en una especie de travesía del desierto donde el oasis lo ven dos. El resto pelea por las bocanadas. Nadie se acuerda en Segunda de si alguioen jugó bien, mal, regular, bonito o feo. Importa, según el objetivo previo, si se asciende o no se baja. No permite otra cosa que el pragmatismo más extremo la Segunda División.
Bocanada de aire que toma un Málaga que se mete un poco más en su pelea por subir Primera División gracias a un gol de Pacheco a medias con Imanol García. Salió en la segunda parte, tiró desde la frontal, rebató en un rodilla rival y gol.
Una diana que impulsa al Málaga y que hunde al Nàstic, quien gobernó los tiempos, dispuso de algunas ocasiones y ofreció sensación de peligro. Pero la dinamita no explotó. Si no era Kieszek, era el desacierto propio.
A los tres minutos, de hecho, Luis Suárez tuvo la primera. Pipa hacía estragos. Se estiraba el Málaga por medio de Ricca y respondía Kanté con un obús que repelía Kieszek con no poco sufrimiento.
El Málaga, con extremos puros, habilidosos y velocistas y sin un perfil N'Diaye en el campo, se partía con facilidad y tenía dificultad para darle continuidad al juego. Le daba lo justo para que Blanco Leschuk la mandara a la madera a los diez minutos de segunda parte.
Al final, otro mantra de Segunda es que hay equipos que metidos en el boquete y mirados por un tuerto difícilmente pueden salir de ahí. Las inercias importan, y la del Nàstic, pese a su buena intención, es la que es.
Salió Pacheco y el pizarreño, con fortuna, pudo hacer el gol del partido. De rebote también vale, no obstante. Una diana que hizo daño al equipo local pero que aun así casi celebra un empate milagroso tras volea de Sadik.
Este gol coloca al Málaga en cuarta posición, con 54 puntos. El Nàstic, en posición de descenso, se queda con los 24 que ya tenía.