Neto, Lautaro y Ansu Fati alumbran el futuro

Cómo será el Barça del futuro es una pregunta que genera escalofríos en sus seguidores. El antes y el después de Messi puede ser como el 'crack' del 29 en versión futbolística. Mientras llega ese momento, toca ir moviendo piezas para que la transición duela lo menos posible. El 1-2 en Milán, amén de dar lustre al liderato azulgrana, otorgó algo de calma gracias a varios nombres. 

Ya de por sí ganar sin Messi, más ante un equipo que daba dentelleadas y con el Giusseppe Meazza a reventar, supone un gran espaldarazo. Pero fueron muchos los frutos que se llevó Valverde; algunos maduros, otros con la promesa de que también cuajarán. 

Uno es Ansu Fati. El ángel del bissauguineano llegó también a la Champions. Como lo hizo en su día Raúl, como consiguió recientemente Rodrygo. Venía de lesión, entró en el minuto 85 y, dos después, apagó la caldera de Milan. Con un gran disparo ajustado, se convirtió, con bastante diferencia respecto al segundo, en el anotador más precoz de la competición. 

Ansu Fati, gol nada más entrar y una falta peligrosísima en la frontal en el alargue. Sonriendo entre las minas de Godín y Skriniar. Aún es demasiado joven para estancarse, pero ya parece demasiado viejo como para no augurarle buen porvenir en el Camp Nou. 

Antes de ese tanto, que eliminó a un Inter pundonoroso y sin mirilla, hubo otros nombres interesantes que definieron el duelo. Lautaro, que tiene una pinta inmejorable como '9' de época, y Neto, un portero que no fue de vacaciones a la Ciudad Condal.

El Barça tiene dos Messis. El único, el inimitable, y otro bajo palos. Leo y Marc-André definen bien el domino del Barcelona en las áreas. Ha perdido violines este último año el equipo azulgrana, pero con ellos sigue siendo una empresa de demoliciones. Una opción de futuro y el ''nuevo Cillessen' tiraron de los extremos de la cuerda en Milán. 

El primer partido oficial del meta brasileño, que aceptó vivir bajo la sombra que acabó engullendo a Cillessen, fue un balsa de aceite para el futuro. Neto, como si llevara todo el curso jugando, dejó un buen catálogo de paradas ante una de las duplas más sanguinarias de Europa. 

Seguro, contundente, valiente. El Barça bien haría en cuidar a Ter Stegen de cualquier resfriado, pero en un mal día para debutar, en ambiente hostil, Neto dejó credenciales de que el intercambio de porteros el pasado verano no fue mala decisión. 

La sonrisa de Neto fue la frustración de Lautaro Martínez. El argentino se fue al vestuario cabizbajo, casi llorando. Hoy se quedará sin Champions, pero peleará por alguna de ellas dentro de no mucho. Su repertorio es impresionante. Tiene la garra de su tierra, la astucia de un '9' europeo, el hambre propia de su edad y la inteligencia del delantero al que podría suplir en el Barça. 

Ya había echado su currículo en el Camp Nou, pero otro partidazo en la vuelta dejó claro que está para un salto como el que supondría jugar junto a Messi. Otra cosa será que el Barça lo pueda considerar más o menos caro. Pero pocos como él hoy podrían iluminar el ocaso de Luis Suárez. 

No marcó, pero sacó las vergüenzas a Umtit, Lenglet y Todibo (este genial arrancando desde atrás, eso sí). Tiró tantas veces a puerta como ganó balones en la pelea a sus rivales. En el Barça o donde sea, el mundo le espera para que se lo coma a bocados. 

De juventud va sobrado también Carles Pérez. No tiene el escaparate de Ansu Fati, pero su oposición a suplente de lujo para el tridente mejora aquello que en su día llegaron a representar Munir y Sandro. Porque no se arruga, lo intenta todo y también tiene gol. Ahí estaba para hacer el 0-1 cuando rugía el Inter. Le viene bien no estar en el foco porque así todo lo que hace luce más. Debutó en Champions con gol. 

Igual que le pasó a Carles Aleñá. Pasó del ostracismo a la jungla y para nada se arrugó. Aguantó el envite con ese desparpajo que en su día le llevó a tener ficha profesional. Junto a Rakitic y Arturo Vidal, él pareció el mayor de los tres. Por cierto, el croata, con su brazalete de capitán y todo, confirmó su mutació: vuelve a ser el que apagó un mercado convulso. 

Se va de Europa el Inter, una pena. Conte ha devuelto el hambre a este equipo, que ahora se tendrá que contentar, no es poco, con romper la hegemonía de la Juve en la Serie A. Habría sido bonito verle poner en aprietos a uno de los líderes de grupo en octavos. 

El futuro en el Barça apunta a nuevos nombres. En un día sin Messi, el escaparate se llenó de ellos. Y que no quede en segundo plano el triunfo en un campo así. Para otra clasificación sin derrota y repetir la ilusión que el recuerdo de Roma y Anfield, no obstante, pone un asterisco.