Pintaba complicada la clasificación. Valverde lo avisó el pasado miércoles: "Tememos su efectividad". Y el temor se fue convirtiendo en una pesadilla que se sobrepuso al sueño europeo del Athletic mediante dos goles aislados.
Sin la solidez de Laporte y el olfato de gol de Aduriz, el Athletic se plantó en el verde de Nicosia con la intención de marcar rápido para cerrar la eliminatoria, pero las prisas fueron el peor aliado posible para ellos.
Fallón Iñaki Williams y poco finos en el centro del campo Beñat y San José, Muniain asumió galones y trató de llevar la manija en ataque. Fue un buen líder, pero la batalla frente a 11 estoicos soldados fue casi un suicidio.
El APOEL no le dejó ni una oportunidad al Athletic en toda la primera mitad. Ambos equipos lucharon en el centro del campo pero las subidas eran algo tímidas, dejando todo para una segunda parte que nadie podría esperarse.
A los nueve minutos, sonó el despertador.
No se había cumplido ni un minuto desde que el árbitro señaló la reanudación cuando Soteriou dejó sin respiración a los del 'Txingurri' con una espuela tremenda a centro de Efrem. Un gol que sólo era un aviso de lo que se venía.
Y es que, sólo ocho minutos después, Giannotas fue derribado en el área del Athletic. El árbitro fue demasiado permisivo y concedió un penalti que Iraizoz no llegó a atajar por unos centímetros. 2-0 en el marcador, un Athletic con prisa y un APOEL que tenía el partido justo en el lugar que quería.
A partir de ahí, el Athletic se hizo dueño del partido, pero sus ataques, que básicamente consistían en centros al área, eran inofensivos para un APOEL que se doblaba pero aguantaba el huracán vasco.
Ni siquiera la roja de Soteriou a falta de 25 minutos le acercó el gol al Athletic, que también tuvo seis minutos de tiempo añadido para tratar de apretar la eliminatoria. Iturraspe también acabó expulsado en el descuento, marchándose de Europa por este año un poco antes que su equipo.