No es tabú que la tecnología avanza a pasos agigantados. También en el mundo del fútbol. Una de las últimas herramientas más sofisticadas y cuestionadas han sido las pulseras electrónicas. Un instrumento que Albert Stuivenberg -ex ayudante de Van Gaal- intentó imponer en el Genk.
Con las pulseras Whopp -como se conoce a este dispositivo valorado en 500 euros- el cuadro belga pretendía hacer un seguimiento exhaustivo de sus jugadores. Sin embargo, esto no fue plato de buen gusto para el vestuario, que expresó su enfado por la utilidad de dicho artilugio.
"Los delincuentes llevan tobilleras electrónicas y en el Genk llevamos pulseras. Me siento como un preso", dijo un jugador anónimo en una entrevista concedida a 'Het Laatste Nieuws'.
Para Pozuelo, capitán del Genk, esas declaraciones distan mucho de la realidad. "Se ha sacado de contexto. Hay jugadores que se la ponen... y otros que no. Nunca nos han obligado a ponérnoslas", comentó el sevillano.
La estrella del cuadro belga desmitificó además algunos de los rumores sobre las pulseras: "Te mide si estás cansado. Si las cosas fueran bien en el club se vería como una mejora. Tampoco creo que mida si estás practicando sexo como se ha dicho".