Arrancó el encuentro con ritmo, donde la voracidad y frescura de piernas galas se imponían en cada duelo, favoreciendo el dominio de los de Tuchel sobre los de Kovac, que apenas si podían contener las galopadas de su rival.
Merced al paso de los minutos, los alemanes lograron mecer el ímpetu del PSG, anulando la intensidad de la juventud francesa, en un alarde de personalidad, experiencia y rigurosidad táctica.
Sin embargo, la alegría de las promesas del Parque de los Príncipes era difícil de apagar y Timothy Weah sacó a relucir las miserias defensivas teutonas en una exhibición de potencia y definición.
Con ventaja en el marcador, el PSG se fue al descanso henchido de confianza, inconsciente de la fiera que iba a despertar en el vestuario del Wörthersee Stadion con la charla táctica de Niko Kovac.
Espoleados por su técnico, el Bayern de Múnich saltó al terreno de juego y Wagner estrelló un balón en el larguero en el primer minuto de la reanudación. Toda una declaración de intenciones alemanas.
Sin tiempo que perder, el conjunto teutón comenzó el asedio sobre un Buffon que solo encajó el empate de Javi Martínez. Descamps, que saltó al campo para 'comerse' el 2-1 de Renato Sanches, recogió dos balones del fondo de las mallas.
El centrocampista portugués aprovechó una barrera mal colocada y un paso en falso del guardameta para darle la vuelta al marcador. Zirkzee, gracias a una excelsa asistencia de Gnabry, firmó el 3-1 definitivo.
Gran puesta de largo de Niko Kovac al frente del Bayern de Múnich, ganándole la partida a un Thomas Tuchel que coleccionó un nuevo revés en su andadura como técnico del París Saint-Germain.