Arrancaron con ímpetu ambos equipos, pero el Atlético Baleares parecía haber templado mejor sus nervios y, en pleno caos de intermitencias, trató de coger las riendas y mecer las embestidas de un Melilla encomendado al potencial de sus delanteros.
Merced al paso de los minutos, el cuadro visitante fue cogiéndole el pulso al duelo y Moha Traoré se erigió como una peligrosa amenaza para la zaga local. Sin embargo, cuando mejor estaban los de Luis Carrión, llegó el error que marcó la eliminatoria.
Una falta de tensión competitiva en la medular permitió el robo del Atlético Baleares, que rápidamente armó el contragolpe, filtrando en profundidad a Nuha. El delantero hizo valer su enorme zancada para escorarse en diagonal y batir a Dani Barrio con un disparo cruzado.
El tanto no hizo si no espolear al Melilla, que, ya con todo perdido, se volcó sobre su rival. El conjunto local, que había presumido de inusitada tranquilidad, entró en estado de pánico por tener que defender un renta demasiado corta, a sabiendas de que un gol les dejaba fuera.
Poco antes del descanso, Óscar Ortiz desaprovechó el regalo de Rubén. El central intentó ceder a Carl Klaus, pero se quedó corto y acabó asistiendo al delantero del Melilla. No acertó y el paso por vestuarios sirvió al Atlético Baleares para resetear sus complejos.
Preso por el resultado, el Melilla se avalanzó sobre su rival asumiendo todo tipo de riesgos. Pese a los contragolpes locales, los de Luis Carrión quemaban todas sus balas con balones colgados que, con mayor o menor dificultad, siempre logró defender el equipo local.
La agonía ganaba protagonismo, mientras los pelotazos entraban en escena. Corría el minuto 94, cuando Son Malferit enmudeció. Fueron décimas de segundo, pero hasta que Canario no despejó el balón sobre la línea todos vieron el 1-1 del Melilla. No entró y el Atlético Baleares disputará la final del 'play off' de ascenso a Segunda División.