Egipto no se ha recuperado de los mazazos anímicos que supusieron la lesión de su gran estrella hace menos de un mes en la final de la Champions, y la derrota 'in extremis' ante Uruguay en su debut mundialista.
Todo lo contrario que Rusia. Los de Cherchesov llegaron cargados de dudas. Muy pocos tenían fe en ellos, y los veían fuera de su propio Mundial a las primeras de cambio. Pero la primera jornada lo cambió todo.
Esas dos dinámicas opuestas se citaron en el Estadio Krestovsky de San Petersburgo, y pronto se hicieron patentes. Rusia salió al campo como un ciclón; Egipto, a verlas venir, a aguantar y, a veces, a hacer bueno el punto, aunque supusiera dejarlo todo para la última jornada.
¿Era demasiado pronto para Salah?
Mohamed Salah fue titular esta noche. La gran estrella egipcia era como un león enjaulado. Tenía que jugar. Tenía que ayudar a los suyos. Se lo pedía su maltrecho cuerpo. Pero claramente no estaba para jugar.
Disputó el partido entero, pero se le vio falto de chispa. De ritmo. Incluso de ganas. Evitó cualquier contacto físico innecesario. Iba con miedo a los choques. Y, pese a todo, cada balón que tocaba lo cargaba de peligro.
Un Rusia imperial, casi siempre
La primera media hora fue de claro dominio ruso, con acercamientos peligrosos al área de El Shenawy, pero sin el acierto necesario para materializarlos en goles. Dzyuba, quien le ganó la titularidad en punta a Smolov, fue un verdadero incordio con sus casi dos metros para los centrales egipcios.
A los 16 minutos Rusia flaqueó por primera vez. Tras un cuarto de hora impecable, sin errores, propició el primer remate de peligro de Egipto, tras equivocarse al sacar jugado el balón. El disparo de Trezeguet se marchó por muy poco pegado al poste de Akinfeev.
Volvió Rusia a volcarse al ataque, y hubo que esperar otro cuarto de hora para que Egipto volviera a despertar a los anfitriones, con un centro al área que Mohsen peinó al segundo palo, donde Salah ya se relamía. Pero en el último momento apareció Zhirkov para despejar a córner.
Destellos egipcios hasta el descanso
Fueron los mejores minutos de Egipto. Rusia se había tomado un descanso y su rival lo aprovechó. O, al menos, lo intentó. Cerca tuvo el gol de nuevo Salah con un disparo a la media vuelta desde la frontal que por centímetros no vio puerta.
Así, con un intercambio de golpes final, se llegó al descanso. Tras el cuarto de hora reglamentario, vuelta a la acción. Comenzó el segundo tiempo con un codazo de Dzyuba a Trezeguet completamente involuntario, y continuó con una prueba palpable de la mala fortuna que ha acompañado a Egipto durante todo el Mundial.
Un mazazo tras otro
Un balón colgado al área, uno más buscando la cabeza de un omnipresente Dzyuba, lo depejó de puños El Shenawy. El balón le cayó en la frontal a Zobnin, y el mediocentro ruso disparó.
Su tiro fue horrible. Parecía que buscaba a Dzyuba, cómo no, pero iba demasiado fuerte para que el gigantón ruso pudiera rematarlo en condiciones. Además, estaba bregando con el veterano Fathy.
Y fue éste el que contactó con el balón. Le pegó en la rodilla y lo mandó al fondo de las redes, imposible para El Shenawy, pese a que logró reaccionar al inesperado cambio de trayectoria.
Los lobos esteparios olieron la sangre
Un tanto en propia que dejó muy tocada la moral egipcia. Rusia se volcó en busca de la sentencia, y la encontró en cuatro minutos en torno a la hora de juego.
Primero, Denis Cheryshev remató el pase de la muerte de un Mario Fernandes que acalló con su buen partido a todos sus críticos en Rusia, pues no todos entienden que se haya recurrido a un nacionalizado para cubrir una plaza en la convocatoria.
Después, cuatro minutos después, en el 62', el propio Dzyuba anotó el tercero, después de hacer de 'pívot' una vez más. Bajó al suelo un balón en la frontal, se dio la vuelta y batió a El Shenawy por tercera vez.
La reacción sin premio de Egipto
Cúper movió el banquillo, y a Egipto, en parte por las prisas, le cambió la cara. Rusia no aflojó, pero quedó claro que la prioridad era no dejar escapar el triunfo, más que volver a marcar cinco.
El marcador se movería una vez más, en el décimo penalti pitado en lo que va de Mundial, de nuevo gracias al VAR. El colegiado paraguayo Enrique Cáceres señaló falta en el borde del área, tras un clamoroso agarrón a Salah, pero desde la sala de vídeo le corrigieron.
No consultó el VAR, se fió del criterio de sus asistentes, y cambió su decisión. Fue penalti, y Mohamed Salah, con un durísimo golpeo, lo convirtió, haciendo inútil la buena estirada de Igor Akinfeev.
Dos jornadas lo cambian todo
Egipto buscó, por puro orgullo, un segundo gol, pues sólo eso les haría olvidar a los de Cúper el agotamiento que agarrotaba su fútbol. Pero éste no llegó.
Rusia ya celebra verse en octavos de final, quién sabe si como primera de grupo. Y Egipto... A Egipto sólo le queda esperar un milagro: si Uruguay puntúa contra Arabia Saudí, estarán matemáticamente eliminados.
Los 'zares' han sido más fuertes que los 'faraones'. Nunca se debe subestimar el poder de ser la anfitriona. Jugar en casa es un plus, y Egipto lo ha sufrido hoy. Y lo ha pagado.