El ex futbolista del Stoke reveló su tremenda historia en 'Sky Sports'. Tras recibir un fuerte balonazo en la sien durante un partido contra el Blackburn, su vida no ha vuelto a ser la misma.
"Una volea me golpeó en la sien y me dejó en estado de shock. Corrí hacia atrás y perdí completamente la visión periférica por mi lado derecho. Como acababa de regresar al equipo no dije nada y jugué todo el partido sin ver por la derecha", afirma.
Las consecuencias de aquel balonazo no terminan con la retirada, sino que afecta tremendamente a su vida personal. "He tenido vértigo, nauseas, problemas de equilibrio... Incluso he tenido complicaciones mentales, ira y pequeños episodios de depresión. Durante un año he tenido diferentes problemas en el cerebro, el cuello y la vista. Aunque mañana me levantara bien y me dijeran los médicos que estoy bien, no me la jugaría, el riesgo es grande", rememora.
A sus 31 años, los médicos le han obligado a renunciar al fútbol. Los problemas persisten, aunque reconoce haber cumplido el sueño de su vida. "Dicen que mi percepción de la profundidad, en relación con los objetos, es diferente a lo que es en realidad. Y tengo que mejorar mi nivel ocular. No pensaba dejarlo tan pronto pero mis problemas graves en la cabeza me obligan a ello. He vivido un sueño jugando para mi equipo", concluyó.