Alfred Hitchcock es considerado el maestro del suspense en el cine. Y de cine y suspense estuvo repleto el final un Sevilla-Eibar que tuvo a Lucas Ocampos como absoluto protagonista, pero no como todos esperaban.
Empezaremos por el final porque la ocasión lo merece. El Sevilla ganaba 1-0 en el añadido (sentimos el spoiler) por un gol del argentino al inicio de la segunda mitad, pero se le complicó en exceso el añadido.
Mateu agregó cinco minutos. Al final fueron casi once. Pero para el sevillista fueron meses. Y no es para menos.
Kike, en el 95', mandó un balón al palo que lo pudo haber cambiado todo. No solo por el tanto que rozó, sino por todo lo que se dio minutos más tarde. En esa acción, Vaclik, que salió a achicar al delantero, se dañó la rodilla y, tras varios minutos, tuvo que ser sacado en camilla.
Con todos los cambios hechos, Ocampos levantó la mano. Quiso los guantes igual que ha querido este año los galones del gol en un Sevilla falto de eso. Pero no sabíamos que también sabía salvarlos además de marcarlos.
Sitúense en un Pizjuán vacío de público pero repleto de tensión y emoción en el minuto 100. Ocampos se preparó para defender un saque de banda del Eibar cerca del córner que Mateu dio como última jugada del partido. Dmitrovic subió y, tras algún rechace, remató en el corazón del área chica a portería. Por una décima de segundos, creyó que entraría en la historia. Pero la parada de Ocampos con las piernas sí que pasó a los anales del fútbol.
Ahí, y tras un rechace que no llegó a más, llegó el final de un partido que tuvo otra historia diferente, mayoritaria pero menos vendible hasta entonces.
Oficio, Navas, Ocampos y Champions
Viajamos ahora al principio. El Eibar anuló a un Sevilla espeso en el primer tiempo que solo hizo méritos para el gol en la recta final. Inui tuvo la mejor de los primeros 42 minutos, pero Sergi Gömez, que reemplazaba a Koundé, salvó el tanto.
Pero Fernando, con un remate que engrandeció a Dmitrovic, un palo tras el intento de despeje de Burgos (pudo ser mano, pero el VAR no lo advirtió así) y una clara ocasión de Ocampos fallada en un mano a mano mandaron el choque al descanso con un sabor y una sensación diferentes a las del resto del primer periodo.
El segundo tiempo alargó esos buenos minutos finales del Sevilla. Y fruto de ello llegó el 1-0. Jesús Navas volvió a deleitar a los futboleros, pero esta vez con la zurda. Templó a la perfección un balón al área que fue rematado por Ocampos para sumar su decimotercer tanto liguero en el 56'.
Tardó poco en reaccionar un Eibar que llevó mucho más peligro con la entrada del siempre luchador Kike García. Los de Mendilibar fueron sumando ataques y méritos para un empate que, como ya han leído, pudo y tuvo que llegar en un final de locos. Un final del que Hitchcock incluso se habría quejado por falta de cierta serenidad y que deja a los locales con la Champions más cerca y a los 'armeros' con los deberes aún por hacer.