Okikiola Afolabi, conocido en el fútbol como Okiki, es un atacante que se caracteriza por su potencia física y el juego aéreo. Debido a la escasez de centros delanteros en su vuelta a Primera División, en agosto de 2016 Talleres lo contrató para ser una alternativa.
Su llegada al país generó expectativas en los hinchas, que se sorprendieron al ver entrenar a un nigeriano en su equipo, hecho que ha ocurrido muy pocas veces en Argentina. Los seguidores del ‘matador’ comenzaron a idolatrar a un jugador que, hasta ese momento, no conocía la pasión ni la algarabía popular típicas.
El futbolista se identificó rápidamente con la gente, y comenzó así una relación recíproca de cariño. En sus primeros partidos en la división Reserva, el africano tuvo muy buenos rendimientos, llegando a anotar cuatro goles en siete partidos.
Debido a sus notables actuaciones, y a que el primer equipo sufría de falta de gol, Frank Darío Kudelka decidió darle minutos de juego. El encuentro que disputó fue frente a Estudiantes, en La Plata, y tuvo que enfrentar a una de las defensas más fuertes de la liga.
Al no entrar en sintonía con sus compañeros, y no adaptarse al idioma, sus oportunidades mermaron y se vio obligado a emigrar. Su destino fue Malasia, donde jugó un año para PBS Kelantan, y luego partió hacia Etiopía. El Jimma Aba Jifar centró sus ojos en él, y Okiki no decepcionó. Actualmente, es una de las estrellas de su equipo, sueña con ser campeón del torneo doméstico.
A pesar de su lejanía, el delantero recuerda con nostalgia su fugaz paso por Córdoba, y en su cuenta de Instagram a menudo comparte sus deseos de volver. La hinchada del ‘albiazul’ no lo olvidará, el nigeriano es una de las lindas historias que se relatarán como anécdotas del club.